En una charla con académicos, representantes de entidades públicas, organismos de investigación y autoridades ambientales, los científicos John Galvez y Angélica Gutiérrez, de la Comisión del “Ambassador’s Water Experts Program” de EE. UU, dieron a conocer sus experiencias en el manejo de especies invasoras en la Florida y el caso de la Bahía de Chesapeake, donde se ha desarrollado un ambicioso plan de recuperación de sus ecosistemas.
Al evento, al que asistieron alrededor de 80 personas, fue promovido por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos, la Red Ambiental de Universidades Sostenibles (RAUS) y el Instituto Javeriano del Agua, de la Universidad Javeriana.
Según John Galvez, Biólogo Marino PhD -Con más de veintisiete años de experiencia en biología pesquera y acuicultura con el Servicio de Pesca y Vida Silvestre (U.S. Fish and Wildlife Service- USFWS) del Departamento del Interior de los Estados Unidos de América-, basó su exposición en la importancia de establecer medidas de prevención, control y contención de las especies invasoras, teniendo en cuenta los altos costos económicos, los impactos en los ecosistemas y los daños a la infraestructura.
Su presencia, dijo el experto, puede dañar los ecosistemas nativos o actividades comerciales, agrícolas o recreativas que dependen de estos ecosistemas. Incluso pueden ser dañinos para nuestra salud”, puntualizó, tras advertir solo en la Florida existen alrededor de 1500 especies exóticas.
En Estados Unidos el costo económico de más de 6.500 especies invasoras identificadas equivale a unos 120 billones de dólares anuales, según cálculos a 2005, lo que fácilmente se puede duplicar a valores presentes.
“Este costo, manifestó, incluye daños a la agricultura, infraestructura (tuberías), enfermedades que afectan la vida silvestre o los humanos, daños a la pesquería y especies vulnerables y aumento a la vulnerabilidad por el fuego en bosques, entre otros.
Dentro de la estrategia de prevención, Galvez destacó la necesidad de implementar programas de identificación y priorizar las vías usadas por especies exóticas invasoras y otras amenazas potenciales futuras, lo mismo que aumentar y mejorar el proceso de inspección y evaluación de las rutas de introducción.
La invasión se puede transmitir de muchas maneras, incluyendo barcos, acuicultura, recreación acuática (pesca, caza, canotaje, buceo, etc.), agua, jardinería, cursos de agua conectados y muchas otras vías. “A través de estos y otros medios, miles de especies exóticas invasoras se han introducido en el mundo, y su manejo cuesta miles de millones anualmente”, afirmó el científico.
Aunque es necesario plantear estrategias integrales -en el caso de la Florida se han conformado cooperativas y se han formado asociaciones de agencias de gobiernos federales, estatales y locales, individuos y organizaciones interesadas en el control y manejo, un aspecto muy importante es la educación y la concientización de la población sobre los riesgos de estas especies.
El caso de la Bahía Chesapeake
Por su parte, la científica Angélica Gutiérrez, quien intervino en la segunda parte del conversatorio sobre la Bahía de Chesapeake, su deterioro ambiental en la calidad de agua y su recuperación a través del trabajo gubernamental en las políticas públicas destacó la importancia de la “conciencia pública” y la acción conjunta para prevenir, controlar y hacerle frente a la contaminación.
Recordó que antes de la creación de la Agencia Ambiental de los Estados Unidos, en 1970, fueron épocas de “atrocidades ambientales” y señaló que dos años después cuando se establecieron estándares para la calidad del agua, se fueron incorporando normas hacia el futuro que han sido fundamentales para la protección ambiental.
La experta, quien con su colega John Galvez realizaron la semana pasada un recorrido por la zona de influencia del proyecto Hidroituango, en el que se incluyó visita a la presa, ciénagas y reuniones con la comunidad, entre otros aspectos, -en compañía del equipo técnico y social de la ANLA-, señaló ante el auditorio cómo en el caso dela Bahía Chesapeake, se creó un gran programa en el que han participado 19 agencias federales; cerca de 40 agencias y programas estatales en Delaware, Maryland, Nueva York, Pennsylvania, Virginia, West Virginia y el Distrito de Columbia; aaproximadamente 1800 gobiernos locales representados a través del Comité Asesor del Gobierno Local; mmás de 20 instituciones académicas, representadas a través del Comité Asesor Científico y Técnico.
Igualmente, han participado más de 60 organizaciones no gubernamentales, incluidas empresas, organizaciones sin fines de lucro y grupos de defensa.
Al término de cada charla, hubo espacio para preguntas, exposición de inquietudes sobre la voluntad política que debe imperar en soluciones de la contaminación y la prevención de especies invasoras, que en el caso colombiano también similares.
Como aporte al análisis y al conocimiento de estos temas, publicamos las presentaciones de los dos expertos.