El departamento es referente para el país en materia de compensación ambiental e inversión forzosa de no menos del 1%, planes que ha aprobado la Autoridad en beneficio de las comunidades.
Casanare, tierra cuyas costumbres se resisten a perderse entre los rasgos de modernidad de edificaciones, vías y comercio, que hoy por hoy le dan otro tinte a esta tierra llanera. En este departamento de arraigadas tradiciones, encontramos varios ejemplos de cómo pueden coexistir los proyectos que licencia la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) con la protección de los ecosistemas, gracias a las compensaciones ambientales y la inversión forzosa de no menos del 1%, planes que aprueba la Autoridad como mecanismos para garantizar el desarrollo sostenible.
La ANLA busca dinamizar nuevas inversiones para la región a través de la estrategia nacional para las compensaciones ambientales y la inversión forzosa de no menos del 1%, la cual hizo posible la articulación entre diferentes actores en pro de la conservación, recuperación y restauración de ecosistemas prioritarios para los colombianos.
Justamente, desde la Dirección General de la ANLA, en cabeza de Rodrigo Suárez Castaño, se han emprendido acciones para hacer de las compensaciones ambientales una realidad para los territorios, como hoy ocurre en Casanare. “Cuando hablamos de la inversión forzosa de no menos del 1% nos referimos a una obligación derivada de un proyecto que para su implementación capta agua de una fuente superficial o subterránea; en el caso de las compensaciones, se trata de inversiones que se imponen por aspectos como pérdida de biodiversidad, aprovechamiento forestal y cambio de uso del suelo, entre otros”, explicó el funcionario.
En Casanare hay 77 proyectos con obligaciones de inversión de no menos del 1%, con un monto aprobado por la ANLA de más de 68 mil millones de pesos.
La Esmeralda, más que un 1%
Ejemplo de los planes que ya se han materializado en el departamento gracias a la gestión de la ANLA, es la reciente entrega del predio “La Esmeralda”, Reserva Natural de la Sociedad Civil conformada por cerca de dos mil hectáreas y que fue entregada por la empresa Geopark a la Alcaldía del municipio de Paz de Ariporo en cumplimiento de la inversión forzosa de no menos del 1%.
“Desde luego, el trabajo se adelantó primero en campo con los profesionales de Geopark que se llevaron la inquietud y que, si no se hubiera contado con el aval de la ANLA, sencillamente no se hubiera podido adquirir esta reserva. La ANLA lo que hace, tengo entendido, es con unos criterios muy importantes, es que esta inversión del 1% realmente garantice el mantenimiento del ecosistema en la región”, refirió Fabio Alexandero Vega, alcalde del municipio de Paz de Aripono, Casanare.
La supervivencia de especies de aves, peces, mamíferos y reptiles, propios de esta hermosa región del país, estará garantizada al interior de la reserva gracias a las medidas que se implementarán a través de los planes. La variedad de fauna y flora fue captada por el lente de Brayan Moreno Macías, fotógrafo que hizo un recorrido por el predio y encontró innumerables representantes de la riqueza del departamento, “la conservación, el tema de querer entregar la reserva al mismo municipio de Paz de Ariporo, me hacen sentir que hay un tema de responsabilidad y un tema ambiental que va más allá de lo que uno puede pensar que puede hacer una empresa como el Geopark, y obviamente poder colaborar en mostrar lo bonito que tenemos nosotros en Casanare, es más aún la satisfacción de poder hacerlo”.
Sobre la estrategia de conservación habló Diego Restrepo, gerente Ambiental de Geopark Colombia, basada en proponer proyectos de larga duración y de alta importancia para la protección del recurso hídrico, “ese predio tiene una serie de lagunas y esteros que son el punto de generación y alimentación del caño La Hermosa que a su vez es tributario del río Meta, por sus características obviamente tiene una importancia muy relevante para conservación del recurso hídrico de la región”, precisó.
Estrategia que, finalmente, es percibida como positiva por las comunidades, “muy de primera porque esas son cosas que se están perdiendo a los municipios y que se van a recuperar. Que cuidemos más las fuentes hídricas y no tumbar árboles ni nada porque estamos quedándonos sin agua”, señaló Hernando Díaz, habitante de Yopal, Casanare. En el mismo sentido, Doris Cecilia Granados, residente del mismo municipio, dijo que “el agua es muy importante para la humanidad pues es la fuente de la vida, sin agua moriría toda clase de ser humano, plantas, animales, la vida acabaría, por eso es muy importante que hayan tenido en cuenta esa iniciativa de otras personas que se preocupan por eso por conservar la hidrología de Colombia y de Casanare”.
Las compensaciones ambientales y el trabajo con la comunidad
Con el objetivo de recuperar y propagar la vegetación nativa, nació la idea del vivero “Reviva la Primavera”, en honor a la vereda que lleva su mismo nombre - Cagüí Primavera - en el departamento de Casanare.
La iniciativa ha servido para unir a la comunidad en torno a la restauración ecológica y al mismo tiempo, da cuenta de la efectividad en las medidas de compensación formuladas por la empresa Equion, derivadas de la implementación del Proyecto Pauto M y exigidas por la ANLA, “este proyecto responde al cumplimiento de una obligación que tenemos de la ANLA que es de compensación ambiental por los impactos que generamos por La construcción de la vía y la locación del proyecto Pauto M, que responde a la licencia global de Pauto expedida por la ANLA”, explicó Edgar Pérez, líder de Manejo Ambiental y Cumplimiento Ambiental de la empresa.
Para Andrea Barrera, directora de la Línea de Conservación y Soberanía Ambiental de la Asociación de Becarios de Casanare (ABC Colombia), y quien pasa sus días en la vereda asegurando la continuidad del vivero, “la idea acá es recuperar los servicios ecosistémicos que brinda un bosque, tomando como referencia los bosques que están alrededor, pero hacerlo con la gente, para que las personas aprendan y cuando decidan restaurar los bosques ya sepan cómo hacerlo, entonces ha sido un proyecto para recuperar los bosques y también para restaurar el tejido social”, expresó.
Junto a Andrea, Hildebrando Pérez Fernández, es el otro guardián del vivero, originario de la región, con vestimenta típica que así lo demuestra y el acento propio de esta zona de los llanos orientales, nos contó cómo apoya el proceso de restauración, “yo aquí aporto lo mejor que pueda, especialmente mantener las maticas acá, y después revisar las hormigas para que no las dañen, estar pendiente. Esto es muy bueno porque se siembran las maticas para recuperar las aguas, porque estamos solo potreros, ya no había maticas ni se asomaban los animalitos”, agregó.
Como indicó Edwin Ricaurte, profesional de la ANLA con base en Casanare, el trabajo con la comunidad y las autoridades trasciende el explicar la normatividad y sus cambios, es un proceso con una visión global que parte de la base de materializar el concepto del desarrollo sostenible en las regiones, “en cuanto a inversiones del 1% y compensaciones, estos cambios denotan algo muy clave y es la participación de las comunidades en los procesos y proyectos que se representan a cargo de esas obligaciones, eso asegura que en campo haya como tal una efectividad en las medidas y en el tiempo, y que se asegure que todo está integrado, la parte biótica las obligaciones y la comunidad, como facilitadores y participantes en este proceso”.
Cabe anotar también, que la estrategia para hacer efectivos los recursos destinados a la conservación de ecosistemas en los territorios, también se constituye en herramienta clave para apalancar las metas del Gobierno Nacional frente a la lucha contra la deforestación, así como con la protección del ambiente.
Ecosistemas preservados, fuentes hídricas que corran bañando los territorios y convirtiéndose en fuente de vida y hogar para especies únicas y bosques restaurados, han dejado de ser una utopía en los territorios gracias a las medidas que exige la ANLA y que contribuyen a la protección del ambiente.