En Bogotá, la campaña “Limpiemos Colombia”, que pretende reducir las basuras en los centros urbanos, contó con una nutrida participación de ciudadanos que reclamaron sus kits en los puntos de encuentro y procedieron a recoger toneladas de basuras vertidas en las calles, andenes y lechos hídricos.
El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luis Gilberto Murillo; el alcalde de la ciudad, Enrique Peñalosa; y la directora de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), Claudia Victoria González, fueron los primeros en asistir a la cita y motivar a los habitantes de la capital a limpiar la ciudad, que amaneció congestionada de residuos.
“Tenemos el compromiso como ciudadanos de mantener limpias nuestras ciudades y nuestros campos porque es una contribución a la naturaleza y a reducir el impacto del cambio climático”, dijo el ministro del Ambiente y Desarrollo, Luis Gilberto Murillo Urrutia, quien dio inicio a la jornada en el popular barrio Chapinero.
A la sede del Éxito, uno de los aliados de la campaña, conjuntamente con Bimbo, acudieron centenares de ciudadanos que hacia las ocho de la mañana empezaron a recoger basura y a depositarlas en canecas y sitios preestablecidos.
“Si cada ciudadano evita echar los desperdicios a la calle o los clasifica para reciclarlos, estaremos haciendo una gran contribución al medio ambiente y tendremos una ciudad más amable y acogedora”, dijo el alcalde Peñalosa, quien aprovechó la oportunidad para eliminar publicidad pegada en uno de los postes de luz cercanos al lugar de encuentro.
La directora de la ANLA recordó que además existe la campaña de reducción del uso de bolsas plásticas en los supermercados y que la entidad avanza en la campaña de posconsumo de productos como baterías, pilas, computadores, medicamentos vencidos y llantas, que al terminar su vida útil muchas veces son depositados en basureros, ríos, quebradas y caños, generando graves problemas de contaminación.
La campaña “Limpiemos Colombia”, también se realizó en otras ciudades del país y la idea es reducir al máximo la cantidad de basura que se vierte en las calles, pese a la existencia de depósitos como canecas, bolsas y recipientes situados estratégicamente.
“Es un problema de cultura, actitud, civismo y urbanismo”, dijo Graciela Monje, una voluntaria que acudió a la campaña muy temprano, reclamó el kits compuesto de bolsa, guantes y tapabocas y se dispuso a recoger, como mínimo, los tres kilos sugeridos por las autoridades y los aliados del sector privado.